domingo, 23 de septiembre de 2007

La verdad difusa

La niebla, mi fenómeno atmosférico favorito ... Ayer pude ver una niebla artificial con motivo de la noche en blanco de Madrid. La idea del artista era sumir la famosa Puerta de Alcalá en la bruma, concepto ya de por sí harto difícil que además se vio agravado por la lluvia. Como se suele decir la intención es lo que importa.

Y en medio de este artificio, sumergido en esta noche en vela llena de adivinadas sirenas y tubas, homenajes al donut, fotos quebradas y alarmas de bombardeos intentando cantar, ese mundo onírico me he hecho reflexionar, pensar ... ¿Por que ese gusto por la niebla? ¿Qué puede ver alguien como yo en una mera nube de partículas de agua? Dudo que sea más "sensible" que el resto, la verdad es más sencilla o eso se me antoja ahora que estoy escribiendo estas palabras. La niebla difumina el mundo que nos rodea y a medida que este se distancia más y más de nosotros éste se va desdibujando, desdibujando hasta perderse en el abismo blanquecino dejando ya de existir. El mundo en la niebla, en una niebla cerrada se limita a pocos pasos a nuestro alrededor ... El resto, no es nada, aunque más valdría decir que es simplemente es eso "nada". Es posible que sea un gusto enfermizo por una realidad, mi realidad, una realidad que en definitiva es irreal visto lo visto. Por lo menos no es la realidad que vive esa masa de gente que me rodea. Mi desorientación es total ... ¿Qué debo hacer? ¿Qué debo pensar? ¿Qué debo sentir?

La verdad difusa, esa es mi realidad, una pura distorsión que sólo yo entiendo, o así lo siento.