viernes, 25 de abril de 2008

Todos a una decimos BASTA

No tiene sentido rechazar las acciones terroristas después de "lustros de condenas estériles", ese es el argumento que ha utilizado hoy jueves Yolanda Arenzana, edil de ANV en el ayuntamiento de Mondragón-Arrasate (Guipúzcoa), para justificar la posición de su partido de no condenar las acciones de la banda terrorista ETA, entre ellas la del asesinato de Isaías Carrasco, su última víctima. Está claro que esta afirmación no es más que un subterfugio, el enaltecimiento del terrorismo es delito en España y ANV es ... es lo que es. La edil de ANV Inocencia Galparsoro y alcaldesa de Mondragón, es una anterior miembro de Herri Batasuna, el ilegalizado brazo político de ETA.


Los principios lo son todo. Dan sentido a las cosas. Les dan un valor ante los demás y ante ti mismo, marcando los comportamientos como positivos o negativos. Como constructivos o destructivos. Como buenos o malos. Mucho se ha hablado hoy en la radio, en los telediarios y en la prensa de la moción frustrada en el Consistorio del pueblo de Mondragón que exigía dimitir a los ediles que no condenasen la violencia. Es por ello que no entraré en detalles al respecto de esta velada moción de censura contra la alcaldía de ANV.


Puede que las manifestaciones, las banderas a media asta, los crespones, los lazos azules y demás actos simbólicos no eviten futuras acciones terroristas, el fanatismo violento carece de todo raciocinio. Pero lo que si es cierto es que la unión, el decir todos juntos basta, nos afirma aún más en nuestra posición. Nos da fuerza y aliento para seguir. Dan sentido a este sufrimiento y nos recuerda que para conseguir esta libertad y democracia que ahora disfrutamos nuestros padres y abuelos han luchado mucho y muy duro. Los que defendemos la vida y la paz somos más, demostrarlo con nuestras acciones de repulsa es nuestro deber. La unión, el sentirnos arropados por la mayoría, disipa el miedo, la principal arma de un terrorista. Que vean que la sangre no conduce a ninguna parte, y que nada conseguirán con ello.


Esto sólo son coacciones, imposiciones de una insignificante minoría. Achaques del pasado que debemos superar. Estas acciones terroristas no son más que una demostración de ello, de la desesperanza que puebla los corazones de estas personas que intentan imponer sus “ideas” sobre las de la mayoría. El hecho de que defiendan sus “ideas” usando la violencia, evidencia el escaso valor que tienen incluso para ellos mismos. Nada tiene más valor que una vida.

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